El 4 de julio del año de 1948, vino al mundo una bebita bella, a quien pusieron por nombre María Andrea, en el hogar conformado por el Señor Ambrocio Roque Borjas y la Señora Cipriana Pérez Irías, residentes en el Barrio Morazán, en la intersección de la calle denominada “Las Maraitas” y la Calle “Palencia.”
En ese tiempo, la “Lotificadora de Roberto Ramírez Folgar.” ofrecía facilidades a las familias de la capital, a fin de que pudiesen adquirir y pagar a plazos, un terreno y/o una casa y los padres de Andreíta, (Nombre familiar) tomaron la decisión de optar por este beneficio y se trasladaron en el verano de 1953, al Barrio El Bosque, después de haber construido su vivienda en la calle de Las Gradas,” que actualmente se identifica como “Calle San Lorenzo”.
En 1954, Andreíta, inició sus estudios primarios, en la Escuela “República de El Salvador,” que le cambiaron el nombre, motivado por el conflicto bélico de éste país contra Honduras; denominado “Guerra de los Cien Días, o La Guerra del Football”; habiéndola designado después, con el nombre de: “Escuela “14 de Julio”.-Una vez en la escuela, Andrea llevó a la práctica las características de su personalidad y su liderazgo natural, alto nivel de moralidad y ética en todos sus actos: emprendedora, con mucha iniciativa y alto nivel de compromiso en las actividades delegadas, solidaria con sus compañeros/as ayudándoles en la realimentación de los conocimientos impartidos, misericordiosa y solidaria con los más débiles, mediadora a favor de las causas justas, participación espontánea en las actividades docentes de la escuela, en actos cívicos, desfiles y juegos recreativos
Se conocieron con el Profesor y Bachiller Rubén Antonio Rosa Orellana, en 1968, con quien contrajo nupcias el 15 de Mayo de 1970; habiendo procreado dos hijos: Rubén Antonio y Mirla Ivonne; Ingeniero en Sistemas y Doctora en Microbiología respectivamente. Como esposa fue una mujer virtuosa: amorosa, abnegada, trabajadora, y comprometida: en resumen, muy honrada de llevar el apellido de su esposo. Como madre, se entregó al cuidado extremo, educación en valores y principios éticos y morales; perfilando una guianza muy especial para sus hijos, caracterizada por una simbiosis de amor y disciplina encaminada a una formación integral.-Es importante resaltar su modelaje como ejemplo; dándole a Dios, el primer lugar en todo.
En la década de los años 70s Andrea y su esposo decidieron asistir a una congregación evangélica (Iglesia de Dios) del Barrio Buenos Aires y entregaron su vida al Dios todopoderoso en Mayo de 1973. Esta experiencia les fortaleció de manera muy especial en su vida matrimonial; afirmando sus valores y principios con enfoque espiritual.
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