Juan 11:25-27
Deseamos agradecer de manera especial e infinita a las personas que nos acompañaron de diversas maneras, durante y después del sepelio por la partida al cielo, de nuestra amada Andrea: (Esposa, madre, hermana, pariente, amiga…).
Este evento, nos golpeó duramente porque sucedió de manera inesperada y sin estar preparados emocionalmente para enfrentarlo.
Cada uno de ustedes fueron y son parte importante para atravesar confortados nuestro duelo y luto. Por ese gesto de consolar e infundir aliento, lleno del amor que Dios derramó en cada uno de ustedes queremos devolver en reciprocidad las siguientes experiencias de utilidad inmediata.
Todas y todos hemos oído hablar de la muerte de las personas; sabemos algo del tema, pero no lo suficiente.-Mas grave aún, no nos hemos preparado para cuando vivamos un caso de manera personal por el deceso de un pariente u otro tipo de pérdida de grande impacto.-No es fácil aceptar o entender que alguien desapareció físicamente porque murió…
Algunos estudiosos concluyen: que las personas que han perdido un ser querido, en su duelo (Proceso de dolor), pasan entre otras, por varias etapas, que se viven en un orden igual o parecido así:
1) Estado de shock o estrés agudo.
2) Afloran las emociones y la capacidad para que puedan ser manifestadas.
3) Aparece la tristeza, la depresión y la soledad.
4) La angustia hace que se presenten algunas dolencias en el cuerpo.
5) Aparece el temor.
6) La persona se siente culpable por la muerte de su ser querido...
7) La persona (Doliente) siente hostilidad y resentimiento.
8) La persona experimenta una etapa de incapacidad para realizar sus actividades habituales
9) Se recupera poco a poco la esperanza.
10) Se entra a un proceso de aceptar la muerte del ser querido.
Estar acompañado de Dios es la única alternativa para atravesar por el proceso del duelo y el luto, fortalecidos y no debilitados, en el aspecto: espiritual, psicológico y físico.-Al proceso descrito en el apartado anterior, hay que agregarle el conflicto espiritual: aflora en nuestra mente, la pregunta: ¿Está con Dios en el cielo, nuestro/a pariente fallecido?
Sobre este proceso y su respuesta podríamos escribir un libro con cientos de páginas. Cada persona doliente pasará por muchas otras preguntas y sus propias respuestas.- Se repetirá las mismas preguntas, conversará una y otra vez sobre temas ya discutidos y no quedará satisfecho/a. Este proceso no es igual para todos y todas.
Realice los primeros pasos de Fe: Reciba al Señor Jesucristo como su único y suficiente Salvador, arrepiéntase de sus pecados; facilite que le bauticen, (si no ha hecho ésta decisión siendo adulto) viva una vida nueva preguntándose si agrada y honra al Señor en cada acción que realice, haga lo que es bueno; evite hacer aquellas cosas que no agradan a Dios, para todo esto, debe orar cuantas veces así lo requiera y aprenda sobre temas nuevos de la Biblia.
Una conclusión simple es: que solo Dios es perfecto; que los hombres y mujeres somos imperfectos; por tanto: "Todos Pecamos y todos fallamos".
Para resolver este conflicto vino el Señor Jesucristo; por eso murió en la cruz; entregó su vida a cambio de la nuestra (Fuimos comprados a precio de sangre).-
El momento de nacer es un acto espiritual milagroso; igual lo es, la muerte. Nosotros decidimos que Dios esté entre ambos extremos. Viva confiado en el amor, la bondad y la misericordia del Señor. No pase por traumas, dolores y conflictos solo.
¡A Él sea la gloria, la honra, el honor y el poder, por los siglos de los siglos!.